Ángel Cammen (Nuevo León, 1997) ha desarrollado una práctica pictórica íntima, de fuerte carga narrativa y atmósfera introspectiva, en la que se entrelazan la historia personal, la experiencia del duelo, la disidencia sexual y su genealogía afectiva. Su obra no ilustra, sino que condensa: captura momentos suspendidos en el tiempo, visiones, ensoñaciones o escenas cotidianas— atravesados por una búsqueda constante de identidad y pertenencia.

En SALAVERNA, Cammen se aproxima a la historia del pueblo zacatecano del mismo nombre, lugar de origen de su abuela materna y escenario de un proceso de despojo territorial provocado por la explotación minera. A través de una nueva serie de pinturas, hechas especialmente para la exhibición, Cammen articula una geografía emocional que enlaza la memoria familiar con la devastación del paisaje, haciendo del desarraigo una forma poética de retorno, narrativa interpersonal y memoria.

El maguey, la tierra roja, los muros erosionados y los retratos fantasmales se integran en escenas que oscilan entre lo simbólico y lo autobiográfico. Cammen no representa a SALAVERNA como un lugar perdido, sino como una grieta viva, donde el pasado se resiste al olvido y la pintura opera como testimonio

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