Los sujetos de los retratos del fotógrafo finlandés Esko Männikkö —personas con las que solía pasar días antes de fotografiarlos— rara vez se encuentran en espacios vacíos. Normalmente se presentan 'in situ': en sus hogares, entre las herramientas de su oficio o los utensilios desgastados que los rodean. A lo largo de una pared de terracota descolorida, por ejemplo, cuelgan sartenes viejas; en la pared adyacente, una imagen de la Virgen de Guadalupe; en el centro de la imagen se ve a un hombre sentado en la intimidad de su cocina. El resto de las fotografías de Männikkö funcionan igual que en esta pieza (Simon, 1996): los objetos presentes no son meros adornos ni están silenciados para que sus propietarios puedan hablar. Al contrario: su inclusión nos dice algo sobre ese instante en particular y sobre los temas en cuestión.
Aunque las fotos de Männikkö parezcan construidas, son documentos de un realismo feroz: revelan estas escenas tal como son. Registran la vida privada de los residentes del norte de Finlandia (en la serie) La lucia hembra, de principios de la década de 1990) con la misma facilidad que los rincones de una población rural de Texas (en la serie Mexas, de mediados de la década de 1990). A pesar de su disparidad de tonalidades y contextos, ambas series trascienden la idiosincrasia local para llegar a un nivel de experiencia humana compartida o para percibir, incluso, un inconsciente colectivo. De ahí sus imágenes más recientes, los precisos primeros planos de animales que componen la serie Hermanas Harmony, no es de extrañar: es como si tratara de registrar en ellas la materia prima de la que está hecha la vida.
Junto con la belleza evidente en estas imágenes, hay una calidad casi artesanal que distingue a Männikkö de otros fotógrafos, una comunicación entre sus fotografías y sus marcos. Cada impresión se corta de forma original para que quepa dentro de su marco. Y no se trata de marcos cualquiera: algunos son creados por el artista, otros se descubren y se desempolvan para formar parte integral de la obra, interpenetrando con la tonalidad de la fotografía, ya sea ampliando la textura misma de la escena o contrastándola. Este proceso de vinculación entre el marco y la fotografía hace que cada una de las piezas de Männikkö sea única, lo que contrasta con las producciones serializadas que se han vuelto características de los últimos tiempos.
Con esta exposición, que se exhibe en la Galería OMR, el artista finlandés presenta por primera vez en México una selección de su obra curada por el propio artista, en un diálogo entre sus cinco series, que, en orden cronológico, son: La hembra del lucio, los mexas, la libertad organizada, la flora y la fauna, y, por último, Hermanas Harmony.
Esko Männikkö (1959) nació en Pudasjärvi, en el norte de Finlandia. En 1995 fue reconocido como el Artista Joven del Año de Finlandia y en 2008 recibió el Premio de Fotografía Deutsche Börse. La Fundación Centro Ordóñez-Falcón de Fotografía (COFF) de San Sebastián (España) organizó una amplia exposición individual de su obra en 2006. También ha participado en exposiciones individuales en el Bomuldsfabriken Kunsthall de Arendal (Noruega) (2009), el Finsk-Norsk Kulturinstitutt de Oslo (2004), el Hasselblad Center de Gotemburgo (1999), el Malmö Kunsthall de Suecia (1997) y en Portikus de Fráncfort (1996). Ha participado en numerosas exposiciones internacionales, incluidas las bienales de Liverpool (2004), São Paulo (1998), Johannesburgo (1997) y Venecia (1995), así como en Art and Public (París, 2005), el Museo de Arte de Shanghai (2003) y el Museo de Arte de Yokohama en Japón.
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