Esto implica que la forma de cualquier realidad es el resultado de la energía que se ha puesto en movimiento. En arquitectura, por ejemplo, "form follows energy" se aplica a la relación entre energía y forma en nuestro entorno construido. El techo en forma de paraboloide hiperbólico de este edificio modernista —la obra central de esta exposición— es un ejemplo perfecto de la optimización de los flujos de energía en su estructura. Así como la distribución de energía en su techo es lo que da forma al edificio, la energía que invertimos en este proyecto es testimonio de la forma que toma hoy.

En esa misma lógica, la energía que manifestamos hacia la Tierra es la que la transforma. Esto se vuelve más evidente si reflexionamos sobre nuestro pasado como especie y nuestro destino actual, en el que el desequilibrio muestra sus primeras consecuencias verdaderamente graves.

Si acortamos la historia del planeta a 24 horas, el ser humano moderno aparece en el último momento del día, justo antes de la medianoche. Sin embargo, en ese pequeño período, ha fragmentado lo que la energía vital, en su equilibrio, tardó 4.6 mil millones de años en formar.

La realidad es el resultado de un programa que ha gobernado nuestro sistema operativo hasta la fecha: "form follows function". Si somos conscientes más allá de la función utilitaria de este silogismo (es decir, como herramienta en el diseño funcionalista), describe el camino que tomamos inconscientemente como especie dominante en la Tierra.

Form follows function es, hasta la fecha, la premisa de una especie individualista, que utiliza el planeta como un recurso controlable y extraíble. Form follows energy, por otro lado, implica alinearse con la lógica de la creación y ayudar activamente a que el próximo eslabón en la cadena de reacciones esté en sintonía con la energía vital.

Esta exposición sigue la lógica de ambos silogismos. A través del trabajo de 27 artistas, la muestra presenta una secuencia de momentos simbólicos que ilustran el punto en el que nos encontramos ahora, de dónde venimos y sugiere oportunidades para actualizar nuestro sistema operativo.

El diseño de la exposición es acumulativo, de un núcleo temático a otro, hasta completar una narrativa donde el viajero regresa al origen, transformado.

El primero de estos caminos explora lo que ya sabemos—lo que ya ha sucedido, e invita a profundizar en nuestra memoria.

Bienvenidos.

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