La Voragíne
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CURADA POR 
Oscar Roldan-Alzate
April 17, 2015
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June 24, 2015
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No siento lástima por quienes no protestan, un temblor de ramas no es una rebelión que me inspira afecto. ¿Por qué la jungla no ruge y nos aplasta como reptiles para castigar la vil explotación? ¡Aquí no siento tristeza sino desesperación! ¡Me gustaría librar la batalla de las especies, morir en los cataclismos y ver las fuerzas cósmicas invertidas! ¡Ojalá Satanás pudiera liderar esta rebelión!

Jose Eustacio Rivera. La Vóragine, 1924

Imágenes colombianas, La Voragine es sinónimo de bosque tropical y selva densa, de arbustos, matorrales y un lugar de animales salvajes; pero también es el escondite donde se refugian bandidos y guerrilleros. La de José Eustasio Rivera La Voragine, un texto notable de la modernidad literaria colombiana publicado en 1924, es la razón por la que esta palabra que originalmente significa vorágine en aguas tranquilas ha pasado a una lógica aleatoria del misterio que encierra la excesiva abundancia de la Amazonía. Se trata de una novela que muestra la sociedad colombiana de principios de los años 20la siglo a través de una narrativa limpia. La relación entre la novela y el título de la exposición no es injustificada. La muestra presenta una selección de artistas contemporáneos colombianos que, como texto de Rivera, abordan cuestiones sobre la representación nacional, estableciendo así una tríada entre el arte, la política y la narrativa.

La exposición presenta a los artistas Fredy Alzate, Carlos Castro, Leidy & Fernando, Juan Manuel Echavarría, Juan Fernando Herrán, José Horacio Martínez, Delcy Morelos, John Mario Ortiz, José Alejandro Restrepo, Abel Rodríguez y Adriana Salazar. Hay un ejercicio narrativo constante en su obra que sirve como carroñero de hechos en tiempos de crisis y, al mismo tiempo, enmarcado dentro del campo del arte, construye una dimensión poética de la realidad. En este contexto, la esfera de la producción artística colombiana no abandona el mapa espacial de su existencia; más bien, busca inventar el panorama sociocultural para crear una confrontación que sienta las bases de conceptos nuevos o transformados de la realidad y otras dimensiones de lo posible.

Las obras presentadas en La Voragine fomentan la exploración del fértil campo de las construcciones simbólicas como la tradición y el territorio, necesariamente narradas. Constituyen los elementos repetidos que el arte contemporáneo de nuestras latitudes utiliza para cuestionar, interpretar y establecer ideas sobre el yo, la sociedad y los espacios de la vida misma, que resuenan en lo que entendemos por nacional, ya que la idea de nación moderna o contemporánea no puede concebirse sin la narrativa.

En 1995, el Museo del Chopo presentó la exposición Por mi raza hablará el espíritu (El espíritu hablará por mi raza, que es el lema de la Universidad Nacional Autónoma de México, de José Vasconcelos); un encuentro que reunió la obra de artistas mexicanos y colombianos con la idea de acercarse a los discursos para encontrarse en sus diferencias intrínsecas. Hoy, veinte años después de esta experiencia en la que participaron tres de los artistas también presentes en esta exposición, la realidad social y política nos ha acercado más que nunca a darnos cuenta de que el arte es una herramienta con la que podemos vernos y, quizás, encontrarnos.

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Photo Credits: Enrique Macías