El colectivo Kolkoz formado por Samuel Boutruche (Avranches, Francia, 1972) y Benjamin Moreau (París, Francia, 1973) inaugura su primera exposición individual en México a los 52 años. La obra presentada es el producto de una residencia artística en Apaseo el Grande, Guanajuato, donde Kolkoz cambió la idea que se tenía generalmente sobre el marco.
A partir de 2008, Kolkoz, que ha trabajado como colectivo desde 1997, insertó el proceso de encuadre en su conjunto de obras compuesto por vídeo, fotografía, animación, dibujo y escultura. Haciendo referencias directas a los marcos dorados del barroco y el rococó, a la tradición de los marcos negros en los Países Bajos y Alemania, y a los marcos emblemáticos diseñados para obras como la Mona Lisa de Leonardo da Vinci o retratos de la realeza, obras del romanticismo y pinturas de hechos históricos. Durante su residencia, y siguiendo su línea de producción artística, el colectivo francés decidió involucrarse con la comunidad de Apaseo el Grande y otras regiones del Bajío para hacer tallas en colaboración con artesanos locales. De esta manera, Kolkoz utiliza la fabricación artesanal como plataforma para crear objetos en los que convergen diferentes épocas y culturas, mezclando copias de marcos europeos con marcos originales de Europa y marcos diseñados por artesanos con símbolos de la historia de México. El nombre Kolkoz originalmente se refería a una granja comunitaria en la antigua Unión Soviética. Ahora, el colectivo francés retoma la palabra rusa y cambia la frecuencia e intensidad de esta idea comunista de trabajar en colaboración con artesanos.
Durante siglos, los marcos se diseñaron de acuerdo con modas específicas y, a veces, se volvieron más espectaculares que las obras que contenían. No fue hasta el expresionismo y la inclusión de la fotografía en la historia oficial del arte que los artistas comenzaron gradualmente a buscar marcos menos ostentosos y neutros, para integrarlos de manera más discreta en sus obras. En este sentido, la idea del marco como producto masivo y de consumo ha pasado por diversos procesos de desarrollo y evolución.
En una búsqueda entre lo virtual y lo real, la ilusión, la simulación, el juego óptico, el metalenguaje, la idea de la matrioska rusa que contiene el contenedor, encontramos el marco dentro del marco, dentro de otro marco... Es el videojuego de pintar Tetris; el marco laberíntico sin entrada ni salida para el lienzo. O es la fase del sueño con su mayor frecuencia e intensidad, en la que nos encontramos en la misma situación que Alicia en el país de las maravillas, abriendo puerta tras puerta, y las siguientes se hacen cada vez más pequeñas, hasta que llegamos a nuestra última opción: tomar el elixir o no; y despertamos de repente de la fase REM (en español REM, movimientos oculares rápidos). El término explica, según su definición científica, la fase durante la cual se produce la mayor intensidad de los sueños y escenas oníricas.
Durante esta fase, los ojos se mueven rápidamente y la actividad cerebral se asemeja al estado de vigilia, por lo que también se denomina sueño paradójico (sommeil o reve paradoxal en francés). En esta fase del sueño, científicamente (y quizás al contemplar la primera exposición individual de Kolkoz en México), experimentamos ritmos cardíacos y respiratorios irregulares y cambios en la temperatura corporal. Fisiológicamente, ciertos neurotransmisores monoamínicos (norepinefrina, serotonina e histamina) estarán particularmente activos y se liberarán durante la visita.
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