Entrecortinas: abre, jala, corre es la primera exposición individual de Pia Camil en México. Se trata de una instalación 'in situ' en la que la artista desarrolla su serie Espectáculos, iniciada en 2012, en la que captura aspectos del paisaje urbano de la Ciudad de México, tomando como punto de partida vallas publicitarias abandonadas o canceladas, que a menudo muestran fragmentos de imágenes publicitarias o el número de contacto del agente. Camil se apropia de estas imágenes abstractas y las reproduce en cortinas de lona teñidas y cosidas a mano que buscan desacelerar el proceso de producción cultural masiva a través de una artesanía hecha a mano a menudo relacionada con lo femenino.

Compuesto por tres jarrones y tres cortinas grandes, una de ellas del tamaño de un telón de fondo de teatro, el espectáculo es, hasta cierto punto, performativo: basado en un guion (producido como un libro de artista de edición limitada realizado en colaboración con Gabriela Jauregui y Sofia Broid), en diferentes momentos del día, las cortinas y los jarrones se mueven de lugar. El guion es una puesta en escena de un entorno doméstico habitado por un personaje imaginario (una mujer), donde los diálogos se representan con jarrones y cortinas. Las paredes de la galería están pintadas con colores que enfatizan el carácter decorativo y doméstico del espacio. También tienen un propósito formal: al moverse por el espacio expositivo, los visitantes pueden descubrir diferentes composiciones, según la posición del telón dentro del espacio, como si estuvieran ante una pintura tridimensional.

El interés subyacente del proyecto es la estilización del fracaso, en particular el fracaso de las economías capitalistas y la cultura de masas. La idea de la valla publicitaria como símbolo de esta cultura, transformada en un objeto doméstico carente de significado, se convierte en un gesto lúdico pero crítico que se refiere directamente tanto a la valla publicitaria como al espectáculo. El resultado final es un escenario doméstico imaginario compuesto por objetos hechos de símbolos fragmentados y crípticos. Tanto las cortinas como los jarrones tienen la función de cubrir, descubrir y ocultar el significado, contribuyendo a la formación de un entorno indescifrable.