Thomas Ruff es considerado uno de los fotógrafos más importantes de la actualidad. Pertenece a la Escuela de Fotografía de Düsseldorf como discípulo de Bernd y Hilla Becher y estudió junto a Candida Höfer y Andreas Gursky. Juntos forman parte de la escuela de pensamiento que separa la fotografía del momento decisivo y, además, de su función periodística. Esta exposición es la primera presentación individual del artista en una galería mexicana.
Durante los últimos treinta años, el trabajo de Ruff ha redefinido los límites y los significados de la fotografía en sí misma, superando constantemente las convenciones históricas y las expectativas del medio mediante la incorporación de la tecnología. De este modo, su trabajo es una investigación constante sobre las posibilidades de una imagen y su autoría.
Un ejemplo de ello se ve en la obra 'ma.r.s.04 (2010)', un paisaje marciano producido por la NASA con una cámara automática, que nunca tuvo la intención de ser una obra de arte, sino más bien de funcionar como un registro científico del planeta rojo. Interesado en las dificultades tecnológicas que impiden la capacidad de representar el color a medida que la información fotográfica se transmite a través del espacio exterior, Ruff intervino añadiendo tonalidades al paisaje, inventando así una nueva geografía y topología en un ejercicio que desacraliza su propósito de autenticidad científica y realidad fotográfica. ¿Dónde reside la belleza de esta imagen? Entre ambas imágenes, ¿cuál podría considerarse el paisaje más auténtico de Marte?
El ojo de Thomas Ruff encuentra imágenes en la periferia y la marginalidad que dialogan con sus propios estereotipos y arquetipos fotográficos. Esta exploración conceptual acaba convirtiéndose en una estrategia formalista que resalta la fuerza de la composición, sus formas y el compromiso con el poder icónico de una imagen sobre la audiencia. Su interés estético genera puentes con la pintura y la historia del arte. Por ejemplo, en sus imágenes pornográficas de mujeres desnudas de la serie titulada nudes (2006), de repente recordamos alegorías y vírgenes de pinturas del impresionismo renacentista o francés, como las de Degas. Y en sus paisajes abstractos del JPEG series (2007), hay guiños al movimiento y la tensión de las obras maestras de Delacroix y Géricault.
El trabajo del fotógrafo se ha centrado en varios géneros del medio, incluidos el retrato, la arquitectura, la astronomía, el desnudo, el reportaje y los fotogramas. A lo largo de la serie presentada en esta exposición, Ruff desafía al espectador al demostrar que los universos visuales pueden volverse cada vez más complejos cuanto más se contemplan los detalles.
En una de sus series más recientes, press (2016), Ruff muestra el mecanismo de producción implicado en la preparación de fotografías para la prensa en el universo analógico del siglo XX, sustituyendo el acto de fotografiar con la cámara por el acto indispensable de editar la fotografía. Mediante un gesto irreverente de apropiación y banalización, el espectador de la obra de Ruff se enfrenta a un arte visual erótico que lo sitúa entre una especie de fotografía déjà vu y la estética onírica de la historia del arte.
Texto de Armando López Muñoz
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