Adolfo Riestra: fragmentos escogidos
Abraham Cruzvillegas
Texto
July 11, 2024

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If we assume that the Quetzalcoatl-Tezcatiploca duo is masculine and Tlaltecuhtli is feminine (as in the expression of diosa de la tierra) the myth can be easily read as masculine control of the feminine monstrous (m)other through violent killing and the appropriation of the female body… Tlaltecuhtli, far from being merely a name, has a semantic meaning clear enough for any Nahuatl speaker: “Earth Lord”… Tlaltecuhtli has been widely represented also as merely the name of an earth deity, de-gendered (the tecuhtli part marking masculinity ignored or maybe “castrated”) and re-gendered as feminine.
Zairong Xiang
The strange case of Tlaltecuhtli

Musculosxs cuerpxs hechos de fragmentos de otrxs, que se transfiguran en tránsfugas de la norma, de la forma y de la horma, suicidas de Jim Jones sacando la lengüita, como la mascota recogida de la calle, mostrando la mazorca, los labios colorados, las pieles oscurecidas, con pelitos, con pelos en los sobacos, con máscaras, mascarillas, sin cubrebocas, se masturban y se acarician, se tocan las puntas de los dedos en mudras leves y equilibristas, se nos asoman los pezones, se me escurren las chichis, la panza se menea mientras hacen deporte, mientras levantan pesas, pesos pesados del paseo, se agacha, vuelve a ser nosotros, ellas, todxs junt@s, y en reversa se agacha para recoger florecillas pal florero, sin enseñar la rayita, muchas rayitas, rayas, rayas, rayas, volutas y curvas que significan ‘nube’, otras de colores que quieren decir ‘arcoiris’. Otras ‘perro’. Otras también.

Alegre, alegre, alegre
como los perros saben ser felices,
sin nada más, con el absolutismo
de la naturaleza descarada.
No hay adiós a mi perro que se ha muerto.
Y no hay ni hubo mentira entre nosotros.
Ya se fue y lo enterré, y eso era todo.
Pablo Neruda
Un perro ha muerto

Me salen brazos de la cabeza -una Kali desconcentrada y distraída- y miro mientras a mis colegas (que como deidades deben mucho a una gestualidad que quiere ser afectiva y afirma cosas que parecerían poco relevantes), con los ojos chispados, y los ojos anegados de lágrimas que se han convertido en manantiales, para la sed de tu perra, tu gata, tu cocodrila, para tu vaso de Tonalá. Páralo. Sostén una manguera, una jarrita, unos lápices, aquella trae un gorro en forma de estrella, te recuerdan a una banda de funk, toda sudada.

Conocer a los demás, inteligencia.
Conocerse a sí mismo, clarividencia.
Vencer a los demás, fortaleza.
Vencerse a sí mismo, poderío.
Saber contentarse, riqueza.
Esforzarse, voluntad.
No perder el lugar, perduración.
Morir sin caer en el olvido, longevidad.
Lao Tzé
El libro del Tao

Sin aliento, me detengo. Me paro. Me levanto y brindo exangüe, por tu pasado de doble piel, de doble lengua, de doble raya mi cuaderno de contabilidad, con su margen rojo, ingresos y egresos son ahora rostros, retratos, personas, identidades, narices y orejas, cajas torácicas y amigos, otra vez un camarada que ladra, ambientes, situaciones. Respiro, suspiro, y la araña me reta con sus güebotes, y canta con el ano (como en ‘Pink Flamigos’), finges demencia, te volteas y buscas otros horizontes, otras rutas, no hay más, pero huele a óleo, a barro, a jarro, con agua fresquecita, agua de beber.

¡Unámonos! La nube se volverá lluvia,
la semilla se volverá trigo,
el manantial será un arroyo:
el pobre tendrá conciencia.  
Pier Paolo Pasolini
¡Unámonos!

Otra vez en pedazos recontamos la posibilidad de ensamblarles en nuevas corporeidades, nuevas corporaciones, unas que no fueran globalizadas, ni eficientes, ni productivas, mucho menos reproductivas, pero sí placenteras y gozosas, con faldas, esgrafiadas -¡más rayas!-: brazos, piernas, manos y pies con zapatitos tipo Borceguí. Desperdigados los miembros por todos lados, se agruparían en bola, en bolas, para llamarse ‘esculturas’. Les quieren llamar ‘hieráticas’, ‘mexicanas’, pero en su rebeldía innata, se les sale del alma lo humano del cántaro, de su pastillaje chiforífico, que lo hermana con el ejército chino, y levanta su chingado grito, enarbolando como bandera unos jeans de cerámica, mientras abraza a su hermana la bombonera.

Cuando tenía nueve años fui de vacaciones con mi familia a Cebú, Filipinas, visitábamos a los parientes de mi madre, la mitad eran campesinos, la mitad pescadores de la costa de Dalaguete; en ese viaje descubrí un yacimiento de arcilla en el barrio de Kawayan. Jugando con el barro le di forma de distintos animales y uno de esos días le enseñé a uno de mis tíos más viejos mis esculturas, le dije '¿No crees que sería divertido que pudiéramos transformar una de estas islitas de coral en una gran escultura en forma de tortuga?' como la piececilla de cerámica que sostenía en mi mano. Mi tío celebró la idea con tal entusiasmo que en muy poco tiempo organizó a todos los primos y tíos -que eran prácticamente la totalidad de la población del lugar- quienes también se entusiasmaron muchísimo con mi idea. Juntos limpiamos de algas el coral del islote escogido y luego le dimos la forma de mi tortuguita de barro. Cuando subió la marea la escultórica isla desapareció por completo entre la espuma salada, pero por la noche brillaban las fosforescencias de los pólipos y los peces que la poblaban. Desde entonces la escultura ha cambiado numerosas veces sus formas y ahora está cubierta por hierbas y palmas que le han crecido. Pertenece a la gente del pueblo.
David Medalla
Sobre mi primera escultura

Tapándose la cara, ante cuatro mazacuatas, la calaca se hace afuera de la bacinica, a su alrededor, una mujer y su cabello, se regocijan ante el mar, el cristo encarnado en una bailarina que a su vez se rodea de una guerra, de tripas, de más máscaras, de otra guerra y que gesticula, ve allá un planeta con anillos que son serpientes -¿Serpienturno?-, y blandiendo prostéticamente un buen dildo, otra señora afirma ‘¡Qué hermosa es la natura!’; más allá la muerta muerte aguarda con su cepillito de cerda sintética a los murciélagos -que en francés se llaman chauve souris- y quienes muy entretenidos- hablan de manufactureras. La vampira dice: ‘Uy, el señor está muy gordo’, pero son solamente cuerpos con vello, canes con cacas y payasos montados en toros, ignorando la belicosidad circundante. Ay ay ay. Sangre. Paracaidistas. Un caimán. ‘Trabajar, superarse, ya habrá tiempo para reventarse’, casi ya no alcanzó a escuchar…

No sé
Cómo vivir
En este mundo sin ti
Ni sin ti
Prefiero los huevos tiernos
      La carne sangrienta
Y las frases inacabadas
No hay un tú que diga yo
Gabriela Jáuregui
Alguien por quien quemar las naves

Las recomendaciones del artista, al pie de la letra, y sin pasarse de la raya, de tú y de Usted, para no discriminar:

No te metas los dedos a la boca

Y:

No coma latas

No consuma medicamento

No tome mucho alcohol

No se duerma tarde

baile mucho

Adolfo Riestra 77 

Abraham Cruzvillegas

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