¿Y cual será la manera en que el artista preserve el instante?
Adolfo Riestra
Este modesto esfuerzo de exhibir su Cuerpo de obra se declara parcial. No se intentó aquí una revisión exhaustiva, mucho menos definitiva. Estos signos se ofrecen separados, como un juego que permite reunir nuevamente otro cuerpo, reinventar otra forma y otra y otra. Esta exposición es una re-membranza.
Sus dibujos están poblados de cuerpos proscritos, son una somateca revolucionaria —para su época, los ochenta, y para la nuestra— porque reclaman una desidentificación. Sus seres se niegan a la construcción de un ego estable, a las identificaciones identitarias, huyen de la fijación a través de la contradicción: son tintas inmóviles que persiguen la ligereza y la mutabilidad del viento.
Esa somateca* está plagada de invenciones monstruosas y hermosas, brazos que se alargan hasta la defectuosidad, torsos que se tuercen, muslos inflamados, pitos hinchados, tetas en esteroides, caídas, culos infraleves, criaturas hermafroditas. Todo en sus dibujos es defecto, deseo abyecto, formas caprichosas. Sus dibujos no se oponen a la belleza, sino que la implantan con otros cánones: su canto es el de un pájaro que pocos entienden.
Extracto de texto curatorial para Cuerpo de Obra, Mauricio Marcin.
* La "somateca", acuñada por Paul B. Preciado, describe cómo los cuerpos son archivos vivientes moldeados por discursos, prácticas y tecnologías de poder, transformando la identidad y subjetividad.
A Adolfo le compete el reconocimiento —junto a muchxs otrxs— de esa operación política y estética. La obra, el cuerpo de obra de Adolfo, es un grito en el medio de un cráter, un cráter que deviene playa, un placer que deviene muerte, una espiral.
Extracto de texto curatorial para Cuerpo de Obra, Mauricio Marcin.
En el momento en que Adolfo lograba dominar algún estilo pictórico, lo dejaba, rechazando su dominio, pues lo controlable y previsible cesa de ofrecerle un espectro de posibilidades, como si el deseo estuviese satisfecho.
Extracto de texto curatorial para Cuerpo de Obra, Mauricio Marcin.
"El trabajo en barro - tradición antigua tanto en el occidente como en el oriente de México -desde hace tempo despertó mi curiosidad y provocó mi interés, mi deseo de penetrar en la entraña de figuras fantásticas que iban emergiendo de la pasta húmeda, de la tierra moldeable. Hueco como un guaje, el barro se le amasa y moldea dejando siempre espacios para respirar, espacios rodeados de una superficie tan delgada como hojaldre. Al mismo tiempo su construcción es arquitectura que require de muros y bóvedas, túneles, amplios salones donde ventanales, chimeneas y pórticos comunican con el exterior”.
Adolfo Riestra
Adolfo fue un personaje absolutamente pasional. Todo en su mundo tenía un significado extremo y no había lugar para medias tintas o tibiezas. De ésta manera vivía, amaba, cocinaba, comía, dibujaba, pintaba y esculpía. Contra viento y marea nos gustara, lo comprendiéramos o no. De ésta manera también trabajaba, intensamente, sin cesar.
Adolfo Riestra, Galería OMR, Ciudad de México, 1994.
Con barro se puede tapar un rubí... El trabajo en barro -tradición antigua tanto en el occidente como en el oriente de México- desde hace tiempo despertó mi curiosidad y provocó mi interés, mi deseo de penetrar en la entraña de figuras fantásticas que iban emergiendo de la pasta húmeda, de la tierra modelable. Hueco como huaje, el barro se le amasa y moldea dejando siempre espacios para respirar; espacios rodeados de una superficie tan delgada como hojaldre. Al mismo tiempo su construcción es arquitectura que requiere de muros y bóvedas, túneles y pasillos, amplios salones donde ventanales, chimeneas y pórticos comunican con el exterior.
La escultura en barro es un paseo al interior de cuerpos, una aventura por extensiones de magnitud infinita, un viaje a la profundidad donde se abandona la imaginación a sus propias evoluciones. Formas, volúmenes y gestos de individuos desconocidos van apareciendo. Rostros con narices largas y anchas, manos con dedos finos. A veces, misteriosas y toscas manazas que configuran caracteres dotados de una singular personalidad.
— Vivir dentro de una figura es más fascinante que verla por fuera.
Adolfo Riestra “Con barro se puede tapar un rubí…”
Desde que tengo memoria, recuerdo a mi hermano dibujando o pintando y lo hacía con lo que tenía a la mano: experimentaba con humor en todo tipo de superficies, hacía cosas increíbles, como collages o mezclaba pinturas hasta con frijoles. Sus obras culminaban en imágenes que yo consideraba entonces obras maestras.
Jaime Riestra, OMR, 2019. Ed. Turner Libros.
Adolfo tuvo que inventar en cada dibujo lo que deseaba que existiera en la realidad; en una operación simbólica-demiúrgica hizo que cada pintura prodigara consistencia al mundo y es que hacer arte es hacer brotar el espacio que se desea habitar.
Extracto de texto curatorial para Cuerpo de Obra, Mauricio Marcin.